Tengo miles de historias guardadas bajo la almohada que salen cuando el sol toca el horizonte y mis ojos se oscurecen al día y se iluminan a la noche brillante de sueños y fantasía, personajes que vuelan, caminan o corren, niños, adultos o jóvenes, puedo ser todos ellos en cada palabra que escribo, en cada frase que repito en mi mente y se transcribe sobre el papel. Sigo tarareando historias de día y de noche, aunque no todas llegan a ser conocidas, pero me basta saber que viven en mi.
Hay relatos de aventuras en una libreta escondida en mi mesa de noche, hay historias de romances que nacieron hace tiempo y que ahora las puedo vivir hay imágenes reflejadas en palabras que me hacen llorar cuando las leo, hay fotografías y colores que reviven el momento exacto en que las palabras fueron escritas. Tengo libretas guardadas de sueños, de historias y memorias que poco a poco van saliendo y viviendo su propio rumbo. Tengo sueños que brotan cada noche y se alejan por la mañana, esos sueños ahora son ideas nuevas para otras historias, son pensamientos que quiero mantener y comunicar a través del papel.
Acompaño cada historia con una canción que no dejo de repetir hasta quedar agotada de tararear la misma letra, estas canciones caen perfectamente en el momento que elijo para escribir.
Y aquí sigo tarareando mis historias y más.
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