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Promesas Rotas III


Aquí les dejo la continuación de esta historia...

Al día siguiente, alrededor de las diez de la mañana llegaron a su primer destino, la ciudad de los reyes, la capital desde donde tomarían el avión de las once para legar a Iquitos y de allí alquilarían transporte para llegar a un hospedaje ecológico, del cual Camila había estado hablando por semanas solo para que Gerardo lo notara, y así fue.

Al llegar al hospedaje a unos veinticinco minutos de la ciudad, libre del ruido vehicular, libre de distracciones típicas de la ciudad, se adentraron a un nuevo paisaje, el aire libre, campo abierto donde se divisaba una gran construcción rústica de madera, que mostraba en su entrada algunas orquídeas que empezaban a florecer; de inmediato los empleados del lugar les ayudaron con el equipaje, mientras se registraban no dejaban de admirar la belleza que los rodeaba, el verde y marrón de todo lo que los envolvía al igual que el amarillo del calor del sol que caía sobre el lugar. Ambos aprovecharon en tomar algunas fotografías de su primer día fuera de casa después de mucho, sus primeras fotos de las miles que ambos lograrían captar en una semana, las fotos que les recordarán algo nuevo, como una aventura en lo desconocido. Sin haber salido de su asombro ante la belleza del lugar caminaron hacia lo que sería su propia cabaña construida artesanalmente, en forma de tambo, con el techo cubierto de hojas secas de palmeras, las paredes eran de madera y el interior estaba revestido de un material especial que permitía mantener una temperatura adecuada para la comodidad de los huéspedes. La habitación era amplia, en el centro una cama de dos plazas y cerca de la ventana colgaba un sillón redondo que era sostenido del techo por varias cuerdas, algo parecido a una hamaca con cojines, al lado opuesto de la ventana se divisaban unas puertas de madera talladas que pertenecían al  ropero empotrado, inmediatamente después de haber dado el vistazo general todo estaba de maravilla, un lugar amplio, cómodo y tranquilo para disfrutar sin complicaciones.
Las horas habían transcurrido rápido y luego de haberse acomodado en su habitación no había nada mejor que descansar ante el trajín que resultó ser el viaje. La noche empezaba a caer y con ella el sonido del bosque se hacía presente, se encendieron faroles en el exterior que iluminaba el camino hasta la construcción principal donde aparte de la recepción se encontraba un gran salón acondicionado con mesas para disfrutar de los potajes que ofrecían a sus huéspedes. El cielo se podía ver sin necesidad de esfuerzo, las estrellas brillaban más y parecían estar muy cerca de ellos hasta casi se podían tocar con solo alzar las manos al cielo.

Continuará...

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Promesas Rotas IV

Continuación...... De regreso a su cabaña, ambos se detuvieron solo para contemplarse el uno al otro y entregarse en un cálido abrazo como nunca se lo habían dado, aquella noche ambos soñaron en la misma almohada, apaciguando el deseo que tenían sus cuerpos de estar juntos, cansados de tanto amor, cayeron rendidos, abrazados, con ánimos de no soltarse jamás, mantenerse siempre unidos. Los primeros rayos de sol de la nueva mañana se apresuraron a colarse por las ventanas iluminando todo a su paso, encaprichados en despertar a quien encuentre a su paso, obligando a parpadear a los ojos aun dormidos de quienes reposaban aun en la cama, los ligeros movimientos tratando de evadir los rayos del sol no funcionaron y ambos se vieron obligados a despertar y levantarse a un nuevo día, sonriendo a pesar del sueño dejaron la cama y se alistaron para explorar   el lugar. El aroma de la naturaleza los envolvió hipnotizándolos a continuar. -           Qué te pareció la idea de venir aquí

Promesas Rotas II

U na semana antes Eran las dos de la tarde y no había nadie en casa, el teléfono no dejaba de sonar, o eso era lo que ellos querían que creyeran, habían decidido que este año todo sería diferente empezando por la celebración de un nuevo año juntos de los cuatro que ya llevaban, los amigos, la familia, el trabajo pasaba a segundo plano, solo se centrarían en ellos y en lo que más les apasionaba, divertirse juntos, bailar y reír sin importarles las miradas ajenas. Una semana fuera de la ciudad era la oportunidad perfecta para realizar sus planes, el equipaje ya estaba listo y ellos mucho más. Antes de salir se aseguraron de dejar todo cerrado con llave y también dejaron un nuevo mensaje en su casilla de mensajes de voz que decía: “somos Camila y Gerardo, déjanos tu mensaje y te llamaremos luego” El taxi los esperaba en la entrada de su casa, y el claxon del vehículo les anunciaba que llevaba mucho esperándolos, Camila y Gerardo solo intercambiaron sonrisas en lugar de decirse

Promesas Rotas V

El ligero sonido de la tierra desprendiéndose se escuchó a destiempo, cuando las ramas y el barro arrastraban el auto al abismo, sacudiendo a los pasajeros en su interior, los gritos se volvieron inaudibles, el sueño ya no estaba presente era una pesadilla al abrir los ojos y verse envuelto en barro, rocas y ramas desprendidas, las ventanas semi cerradas dejaban entrar la tierra húmeda mientras los pasajeros se aferraban a sus asientos evitando golpes que no se podían evitar. El auto parecía patinar en medio de tanto fango, los neumáticos resbalaban sin que el conductor pudiera hacer algo por controlarlos. El sonido de vidrio rompiéndose impacto en los oídos de los pasajeros, la imagen de una larga rama atravesándose por el parabrisas los dejó atónitos, no tanto como el grito de dolor que venía de Gerardo que ahora tenía el rostro inexpresivo, ni dolor o sufrimiento, solo una mirada perdida en el vacío. Respiraciones agitadas que se ahogaban bajo el naranja barro que los cubrí