Apenas amanecía y brillante sol se imponía en su ventana, ella estiro el brazo para coger su almohada y ocultarse del amarillo amanecer.
- despierta dormilona, le repetía una voz desde la puerta de la habitación.
- hoy es domingo, aun quiero dormir- le respondió la joven
- es cierto, es domingo, pero ¿sabes qué domingo?- pregunto en forma juguetona el joven de cabello castaño y ojos color miel
- un domingo cualquiera, un domingo que quiero pasar
- ya me temía eso
-¿qué cosa?- preguntó ella al tiempo que se sentaba en la cama. El muchacho se acerco hacia ella con los brazos ocultos a su espalda.
- ¿qué traes allí?
-¿allí, dónde?
- vamos muéstrame, qué es- intentando forzar sus brazos sin resultado alguno
- te muestro solo si sales de la cama
- ya me levanté ¿me lo muestras ahora?
-mmmmm, aún no (decía él mientras daba pasos hacía atrás), falta algo
-¿qué cosa?
- sonríe, nunca lo olvides
- ¿qué te parece esta sonrisa?- y ella sonrió
- me encanta, me enamora verte sonreír, ya ves que no era difícil, te ganaste una sorpresa- descubre sus brazos y en sus manos traía un pequeño obsequio y una tarjeta que decía "Feliz cumpleaños, no quieras olvidarlo por malos recuerdos del pasado, vive tu presente"
Y ese fue el primer día en que ella decidió perdonar su pasado y darle la oportunidad a nuevas cosas.
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