y pensar que estaba a punto de eliminarla, hace ya muuuuuuucho tiempo que escribí esta historia -hasta me había olvidado de su existencia- y ahora la publico a ver que pasa.
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Me encontraba a unos pasos cuando vi algo que me molesto por completo, sentí que mi sangre hervía dentro de mí, reaccioné de manera muy agresiva ante el tipo que estaba leyendo mis tesoros, me acerqué lo más rápido y de un solo tirón se los arrebate. ¨aléjate de mis cosas¨ fue lo que le dije aparte de unos cuantos insultos que no es preciso recordar. El chico en lugar de decir algo, solo empezó a reír sin parar. Eso me enfureció aún más, que le grité que se marchara; mas él no lo hizo, recuerdo que repitió una de las frases escritas en mi diario que decía, ¨la llave de mi corazón estará al alcance de un…beso…¨, la última palabra coincidió con el roce de nuestros labios, aún no comprendo porque no me aparte de él y en lugar de ello me quedé inmóvil, atónita mientras él se marchaba poco a poco; cuando logré reaccionar me giré y lo vi distinto ya no como un intruso sino como alguien especial.
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UN VERANO INOLVIDABLE
Cada noche al cerrar mis ojos aún puedo sentir su presencia a pesar de la distancia, sin importar el tiempo lo siento junto a mí. Cuando empiezo a soñar mi mente y mi alma atraviesan los valles y montañas hasta llegar al lugar en que todo empezó.
Aún siento la cálida brisa de verano; como cada año mi familia se mudaba a la casa de la playa, eran los únicos meses en que realmente podíamos llamarnos familia ya que podíamos pasar más tiempo con nuestros padres, yo siempre ansiaba que llegara el verano porque podía tenerlos junto a mí, pero aquel verano todo fue distinto.
Los primeros rayos de sol entraron por mi ventana, haciéndome despertar y ver el nuevo día. Nadie más se había levantado aún, así que decidí salir a caminar por la playa, yo conocía muy bien el lugar. Las aguas del mar se veían tranquilas, yo por mi parte caminaba por la orilla de la playa, y me dirigía a unas cuevas que estaban por allí cerca; estas no eran unas cuevas comunes y corrientes, eran muy especiales, allí escondía mis tesoros, un pequeño cofre con mis viejos diarios dentro, ese sería un buen momento para leerlos después de mucho tiempo.

Esa noche tendríamos invitados a cenar, se trataba de los nuevos vecinos, una familia adinerada, nosotros también lo éramos, pero no como ellos; ese matrimonio tenía dos hijas, eso era lo que mamá decía, y que eran de mi edad. Pese al intenso calor el hecho de la cena con los nuevos vecinos ameritaba vestidos de gala aunque eso signifique sentir más calor que el habitual.
Todos nos sentamos a la mesa, aun faltaban las hijas del Sr. Robinson, de las que se estuvo hablando por media hora; ya me estaba cansando de oír lo mismo, que las señoritas esto, que las señoritas aquello. Exactamente cuarenta y dos minutos después tocaron el timbre, eran ellas, las tan esperadas.
Me sorprendí mucho al ver a una tercera persona con ellas, sentí que los colores se me venían al rostro, ¨imposible¨ fue lo que pensé, mientras bebía de la copa de agua que tenía enfrente. El Sr. Robinson nos presentó a sus hijas, de las que sus nombres no recuerdo; el único que me interesaba en ese momento era Sam, el sobrino del Sr. Robinson.
Cuando la reunión se terminó, nuestros invitados volvieron a sus hogares. Yo estaba dirigiéndome a mi habitación cuando de pronto Carmela, nuestra ama de llaves me alcanzó un sobre blanco, que llevaba mi nombre, ella no me dijo nada, solo que lo leyera cuando me encontrase sola. Subí de inmediato a mi habitación y cerré con llave, me recosté sobre mi cama y abrí el sobre, era una carta de Sam lo cual decía¨ Me alegra haberte encontrado de nuevo, quisiera decir que lamento lo de esta mañana, pero estaría mintiendo, la verdad es que no sé qué es lo que me pasa; pero desde esta mañana empecé a sentir algo extraño y creo que tu eres la culpable¨. Posdata: ¨Quisiera poder verte otra vez, prometo no morder¨.
No sabía que quería decir esto, era acaso una declaración, ¨bobadas¨, o que significaba, porque a nadie le gusta alguien así por así. Es solo una broma quizás; pero… y si no. Es mejor que me vaya a dormir, me di la vuelta para meterme bajo el cobertor y me acurruqué sobre un costado, de la forma que solía dormir.
Al día siguiente estaba indecisa en ir o no a las cuevas cerca a la playa. Al final así lo hice y el estaba allí; con solo verlo a lo lejos mí corazón empezó a latir más rápido de lo normal, mis pasos se hacían más torpes; cuando estaba lo suficientemente cerca le salude torpemente y el solo me miró como quien mira a un sueño; ¨el rubor de tus mejillas es adorable¨ susurró, ¨debiste de pensar que estaba loco¨ prosiguió diciendo al tiempo que ambos reíamos. Esta torpe conversación marcó el comienzo de ¨nuestra historia juntos¨.
Semanas pasaron y nuestros padres se enteraron de lo que pasaba, como todos los padres estaban preocupados pero luego parecían no estarlo más.
Lo triste fue tener que separarnos cuando el verano terminó pero el ingenio vale más, a pesar de la distancia nos manteníamos en contacto, decidimos escribirnos siempre; en algunas ocasiones nos encontrábamos a escondidas, pero cada año se hacía más difícil ya que sus padres se mudaban cada vez más lejos por sus trabajos; hasta que un día las cartas dejaron de llegar; nadie en su familia parecía saber algo de ellos; pero a pesar de todo siempre esperé alguna carta suya.
Habían pasado ya casi cinco años desde que nos conocimos; yo iba a toda prisa a una entrevista de trabajo; llegué justo a tiempo. ¨Señorita puede pasar¨, fue lo que me indicó la recepcionista, estaba tan nerviosa que se me olvidó lo que diría, la persona que me entrevistaría aun no llegaba a la oficina, aproveché para calmarme.
La puerta se abrió y la imagen que vi entrar me resultaba tan familiar que no me quedaban dudas de quien era; así que me aventuré a interrogarle ¨Sam porque no volviste a escribirme¨, mas el parecía perplejo, ¨creo que me está confundiendo señorita, el hecho que no me reconociera hizo que mis ojos se llenen de lagrimas; ¨Sam, ¿cómo pudiste dejarme así?... respóndeme Sam, o debería decir Sr. Robinson¨.
El solo reaccionó a mirarme un tanto confuso, pero al final algo cambió en su mirada y me abrazó. ¨Lo lamento…creía que ya lo sabías¨ me dijo en un tono consolador: Sam era mi hermano gemelo, nunca nos viste juntos porque él vivía con mis tíos a causa de su enfermedad, su corazón era muy débil. El sabía lo que el futuro le tenía guardado pero nunca se mostró afectado por ello. El siempre decía que ¨la llave de su corazón estaba al alcance de…¨ ¨un beso¨, respondí entre sollozos.
Luego de unos minutos ya conocía lo que le había ocurrido, y en ese momento pude entender lo que quiso decir en su última carta ¨Mi corazón está contigo, consérvalo fuerte y puro, quizás sea la última vez que te escriba, ¿recuerdas aquel primer beso?, pues ahora quisiera poder darte un último primer beso¨.
A pesar del tiempo, no logro olvidarlo y no quiero, fue tan grande lo que sentí que ni la muerte puede hacer que lo deje de amar, ahora solo vivo mi vida y espero el día en que nos encontraremos en la eternidad; mientras tanto en mis sueños aún puedo verlo.
qué tr1st3, cR3o q voy a llorar, abuuuuuuuuu
ResponderEliminarI liked your story